Articulos de interes del mundo de la madera

Un caracol, un brazo y una mano o la cara de un perro. Las raíces de los árboles hablan por sí solas. Tanto que, a veces, incluso se convierten en arte. Es lo que les ha ocurrido a las raíces de los eucaliptos de la Margen Derecha del Guadiana, en Badajoz, que a finales de 2009 comenzaron a ser talados. Lejos de perderse o ser olvidadas, Antonio Medina y su hijo Tete, de 12 años, las fueron recopilando. Durante uno de los paseos que hacían estos pacenses por la zona, observaron con curiosidad cómo estas ramificaciones, que se encontraban tiradas en el suelo, se entrelazaban con piedras llegando a formar peculiares figuras y formas. «Nos impactó especialmente una raíz que cogía una piedra caliza de grandes dimensiones, así que la cogimos y nos la llevamos a casa», explica Antonio.A partir de entonces, padre e hijo indagaban en las orillas del Guadiana haciendo acopio de estas piezas de los árboles para, posteriormente, convertirlas en auténticas esculturas.

Antonio Medina es mecánico, y ahora como hobby realiza junto a su hijo un tipo de artesanía especial y poco convencional. Ellos la han bautizado Palo-Piedra. Es muy pacense porque, como indica su autor, la materia prima ha salido directamente del suelo de Badajoz.Lo que llega a las manos de estos dos artesanos es un amasijo de madera, piedra y tierra. Con la raíz en bruto, lo primero que hacen es retirarle toda la maleza y partes estropeadas. Posteriormente, limpian bien esta parte del eucalipto. Después le van dando la forma más adecuada para poder fijarla en la peana. Por último, la pulen, la barnizan y le aplican un tratamiento contra la carcoma. Al observar el resultado final se puede comprobar que el cambio ha sido notable. Una sencilla raíz se ha transformado en una estructura escultural. «Cuando está en bruto parece poca cosa, pero cuando empezamos a limpiar salen piedras y oquedades que en un principio no se veían».Llevan un año centrados en esta tarea y durante este periodo de tiempo han preparado más de 140 piezas. Todas son exclusivas. Son de distintos tamaños y peso, exhiben diferentes formas y tonalidades. Algunas pesan hasta más de 100 kilos. Otras pueden llegar a medir más de 1,60 metros de alto. Observarlas todas juntas puede llegar a ser un auténtico espectáculo. «Se pueden ver muchas figuras, manos, rostros etc. Dependiendo del ángulo desde el que se mire se ve una cosa u otra», manifiesta.Pero no son las únicas que posee. Antonio tiene almacenadas en su casa entre 300 y 400 raíces que todavía están sin trabajar. «Es una tarea entretenida. Hay que dedicarle muchas horas, pero nos gusta mucho. Ponemos mucha ilusión», destaca Antonio.Quedó fascinado al poder observar lo que ocurre bajo tierra de una manera tan cercana. Así, asegura que lo que más le llamó la atención fue la manera en la que la raíz va rodeando a la piedra hasta que la engulle y la hace suya. «La lectura de este tipo de artesanía, es la conexión entre la madera y la piedra. Cómo dos cosas tan opuestas se unen. Las raíces de los árboles siempre están bajo nuestros pies, y es una forma de tenerlas en casa como recuerdo de los eucaliptos».Con tanto material entre sus manos, la idea de Antonio es poder divulgar y comercializar estas maravillas de la naturaleza hijas de la propia Margen Derecha del Guadiana. «Quien sienta curiosidad puede venir a verlo. También puede adquirir alguna pieza si lo desea. Los precios oscilan entre los 50 y 1.000 euros. También me gustaría acudir a alguna feria o mercado de artesanía para darlo a conocer», concluye.